Rabot, es un nombre que fácilmente se puede encontrar en las guías turísticas de Bélgica, pues es un monumento histórico muy importante en la ciudad de Gante.
Se trata de una puerta medieval construída entre 1489 y 1491 en el canal Lieve que en un primer momento servía como presa para evitar de riadas, con una esclusa que permitía inundar un terreno de hasta 15km². Aunque si bien su historia se remonta más bien a su función de proteger la muralla de la ciudad, cuando de hecho evitó que Maximiliano de Austria tomara Gante en 1488. Es por esto que tras el intento de asedio se reforzó la puerta construyendo las dos torres que aún hoy en día se encuentran en perfectas condiciones, como símbolo de fortaleza de la ciudad.
Ésta es la información que podemos encontrar en prácticamente cualquier sitio sobre esta zona, sin embargo durante una de mis clases en la UGent, una trabajadora social vino a hablarnos sobre su experiencia aquí. Esta zona, conocida como el barrio Rabot-Blaisantvest, hoy en día es la “cara oculta” de Gante. Es una zona donde se concentra un gran porcentaje de immigración, con niveles críticos de pobreza y donde los servicios sociales juegan un papel fundamental.
Los dos bloques de pisos que se ven tras la puerta de Rabot son una muestra de ello. Son pisos de protección que se construyeron como un proyecto para acoger a familias que no pueden permitirse otra vivienda. De hecho, habían tres edificios antes, pero uno ya ha sido demolido. Hay varias versiones sobre la demolición que pretende llevarse a cabo también con los dos restantes. Una de las versiones es que la presencia de estos bloques es el motivo por el cual no ha sido reconocido aún por la UNESCO. La otra versión es que las construcciones son muy viejas y están ya en muy malas condiciones.
Sea como sea, esta imagen contrasta claramente con el resto de la ciudad, y la realidad es que casi es como otra ciudad dentro de Gante. Según nos contó esta trabajadora social, los habitantes del centro de Gante no tienen la necesidad de acudir a esta zona, así como los habitantes de Rabot-Blaisantvest no necesitan ir al centro, pues en este barrio ya tienen sus propias oficinas y servicios sociales, con lo cual la distancia entre la cara y la cruz se hace aún más evidente.
Si queréis saber más sobre este barrio y, sobre todo, si entendéis el dutch, aquí podéis encontrar interesantes datos demográficos.
A mí personalmente, como estudiante de psicología, me llamó mucho la atención lo que esta profesora nos explicó y decidí visitar este barrio para verlo con mis propios ojos, y lo cierto es que se respira otro ambiente. Sin embargo, la ciudad de Gante invierte gran parte de su presupuesto en realizar proyectos aquí para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, por lo cual, dentro de todo, pese a haber mucha pobreza, no vemos apenas indigentes. Y eso ya es un punto positivo.
Soy Cristina López, estudiante de último año de psicología en Barcelona y ahora corresponsal de Gante, mi ciudad destino de Erasmus. ¿Mis primeras impresiones de Gante?
Han habido muchísimas cosas aquí que me han llamado la atención, como que en ocasiones un agua te salga más cara que una cerveza, que en las terrazas de algunos restaurantes te pongan mantas por si hace frío, que en todos los lavabos haya papel (incluso en los lavabos portátiles que ponen en los festivales), que a veces tengas que pagar para ir, que duerman con almohadas cuadradas, que sólo se den un beso en la mejilla al saludarse, o su predilección por el picante, ya sea poniéndose pimienta en la sopa o tabasco en los spaghetti.
Gante es una ciudad que combina tradición y progreso. Hoy en día es considerada una ciudad de estudiantes, hay alrededor de 45000, así que eso significa que, además de su belleza y su aire medieval con multitud de construcciones y calles que visitar y recorrer, es una ciudad joven y activa, constantemente en movimiento. Siempre encuentras algo que hacer, algún evento, festival o exposición que te pueda ser de interés.
A lo largo de mi actividad en este blog os iré mostrando todo lo interesante y curioso que viva durante mi estancia Erasmus, de momento espero que esta pequeña introducción os haya picado la curiosidad para seguir visitándonos y, quién sabe, ¡quizás veniros! Así que por si eso sucede, mi primer consejo es que os alquiléis una bicicleta, no es una ciudad muy grande y se puede recorrer a pie fácilmente, ¡pero no hay nada mejor que sentirse un auténtico belga! Y mi primera advertencia si vais en bici es que tengáis mucho cuidado con las vías del tranvía, ¡y más si llueve!