100 años de Tour de Flandes no podrían celebrarse de otra manera que gastando neumáticos y aprovechando las facilidades que Gante oferta a los ciclistas. Y es que llevar la bicicleta en esta ciudad es lo más parecido a sentirte como el mismísimo Felipe de Bélgica: los viandantes te cederán el paso incluso cuando a ellos le corresponde, no escucharás ni una bocina de coche ya tenga que recorrer cientos de metros a 20 kilómetros por hora, encontrarás aparcamiento en cualquier punto de Gante y puedo asegurar que es más rápido que el transporte público, sin olvidar los beneficios que aporta ejercitarse a diario. En resumidas cuentas, el mejor amigo del hombre en Flandes es la bicicleta.
Aprovechando los primeros rayos primaverales, que aunque tímidos cada vez se dejan ver un poco más, y en conmemoración al deporte estrella del país, este post va dirigido a una de las mejores rutas por el pulmón de Gante: la Reserva Natural Bourgoyen-Ossemeersen. Un espacio verde de más de 200 hectáreas que guarda cientos de diferentes especies avícolas en busca de los humedales a tan solo 3 kilómetros del centro de Gante.
Dentro de la reserva encontramos tres rutas diferentes, pero no todas ellas permiten el acceso a ciclistas (aunque a ser sincero mucha gente pasa las señales de prohibido bicicletas por alto). La mayoría rodean la reserva conectando los dos miradores desde los cuales es fácil encontrar cercetas, gansos canadienses y percebes, patos silbón o en menor cuantía patos rojizos, ánades frisos o tarros blancos.
Además, durante los meses de marzo y abril se producen muchas de las emigraciones y pueden observarse grandes bandadas de aves en los humedales, una buena oportunidad para visitar la reserva. Os dejo un vídeo de nuestra experiencia por el Central Park de Gante, con un final demasiado al estilo belga…