Este curso estoy haciendo mi Erasmus en la ciudad de Bruselas, una ciudad preciosa, pero se encuentra en el interior de Bélgica. En España siempre he vivido cerca de la costa y es algo que a veces echo de menos. Por eso un día decidí hacer una ruta por la costa flamenca y ver todas las maravillas que tiene que ofrecer.
El Kusttram
Comencé cogiendo un tren desde Bruselas a De Panne, localidad de la que ya os he hablado en varios posts anteriores. Este tren tardo unas dos horas en llegar, ya que hizo varias paradas por el camino. Una vez llegué a la estación de tren, cogí un tranvía que recorre toda la costa flamenca.
Se trata del Kusttram, la línea de tranvía con 67 paradas y la más larga del mundo. Se puede reconocer fácilmente porque el tranvía lleva escritas las letras KT en el vagón frontal. El Kusttram recorre toda la costa desde De Panne hasta Knokke-Heist cerca de la frontera con los Países Bajos. Tarda aproximadamente 2 horas y 20 minutos en hacer el recorrido completo de 67 km.
Este tranvía lo usa la gente en su día a día para moverse entre zonas. No se considera un tranvía turístico, así que el coste del billete es igual que el de cualquier otro tranvía. Está gestionado por la compañía de transportes De Lijn y recomiendo comprar un billete válido por 24 horas. Este billete cuesta 7.5 € y te permitirá recorrer toda la costa.
Para situarnos un poco en contexto histórico, el primer segmento que se inauguró fue en 1885 y conectaba Oostende con Nieuwpoort. Unos años después esta línea fue ampliada conectando con Blankenberghe y Knokke. Posteriormente, en 1914 se amplió nuevamente para conectar con De Panne y el resto de ciudades.
De Panne
Mi ruta por la costa flamenca comienza en De Panne, un pueblo con mucho encanto y con mucho que ofrecer. De Panne cuenta con un parque temático llamado Plopsaland, un lugar fantástico si quieres sentir un poco de adrenalina. Más cercano al centro del pueblo, se encuentra el barrio de Dumontwijk que parece sacado de un cuento. De Panne también tiene varias iglesias muy bonitas para visitar, como Sint Audomarus u Onze Lieve Vrouwekerk.
Nieuwpoort
Desde el centro de De Panne cogí el Kusttram y en apenas 15 minutos estaba en el siguiente destino, Nieuwpoort. El centro de esta localidad no se encuentra directamente en contacto con la costa, pero está conectada con el Mar del Norte mediante el Río Yser. Justo antes de llegar al centro de Nieuwpoort, me bajé del tranvía para ver el Maritiem Park. En este parque es muy agradable pasear o hacer un pícnic, ya que desde él se puede ver un paisaje precioso del río.
Una vez visto el parque, me dirigí hasta el centro de la ciudad dando un pequeño paseo de 20 minutos. Fue interesante pasar por en medio del puerto y ver la lonja de pescado y distintos bares llenos de vida. Al llegar el centro di un paseo por sus bonitas calles y me dirigí a la plaza principal donde se encuentra el Ayuntamiento y la iglesia principal.
Westende
Después de ver Nieuwpoort, volví a coger el Kusttram hasta la localidad de Westende. El trayecto fue muy corto y en unos minutos ya estaba en la siguiente parada. Westende forma parte del municipio de Middelkerke y tiene aproximadamente 2000 habitantes. La mayoría de población se encuentra concentrada pegada a la costa, por lo que sus habitantes pueden disfrutar de kilómetros de playas. El resto de la localidad está formada por tierras de cultivo.
Westende fue concebido como un lugar de vacaciones para los belgas. Un sitio donde relajarse y desconectar de las ciudades. Por ello se construyeron varios hoteles, entre los que destaca el Gran Hotel Belleuve. Este singular hotel es un icono de Westende, fue construido en 1911 y tiene forma de rotonda.
También me llamaron la atención varias esculturas que estaban al lado de la playa. Una de las esculturas es la que se observa en la fotografía y forman parte de Beaufort, una exposición trienal que celebra en 2024 su octava edición. Se trata de una exposición de esculturas que se reparte a lo largo de los 67 kilómetros de costa flamenca. Algunas de las esculturas forman parte de la exposición permanente y otras son nuevas.
Middelkerke
Para llegar al siguiente destino no hace falta coger el Kusttram, yo escogí dar otro paseo hasta Middelkerke. Westende y Middelkerke están conectados por un paseo al lado de la playa. Mientras caminaba me llamó la atención que el baño está prohibido en esta zona, así que por si acaso no os bañéis. A lo largo de este recorrido también me encontré con varias esculturas de comics belgas, que amenizaban el paseo.
Al llegar al centro de Middelkerke caminé un poco por sus calles y me encontré con el parque de Normandpark. Resultó ser un parque muy bonito, con mucha vegetación e incluso un lago.
Oostende
Después de visitar Middelkerke cogí el Kusttram hasta Oostende para continuar con esta ruta por la costa flamenca. Este trayecto merece mucho la pena, puesto que las vías están a escasos metros del mar. Desde el tranvía se puede ver a la gente pasear y la infinidad del mar. No me entretendré mucho contando qué se puede ver en Oostende, porque es una ciudad mucho más conocida que las anteriores.
El día que fui a Oostende dio la casualidad de que la ciudad estaba de celebración. Todo el centro estaba lleno de vida y habían montado una gran feria que ocupaba bastantes calles. En Oostende también se puede caminar por el paseo de la fama flamenco, o degustar una riquísima croqueta de camarones.
De Haan
Muy cerca de Oostende, se encuentra De Haan. Para llegar a esta localidad hay que coger el Kusttram y se tardan solamente 20 minutos en llegar. Al igual que otras ciudades de la costa flamenca, De Haan es un lugar donde pasar el verano, relajarse y desconectar. A principios del siglo XX se construyeron hoteles, restaurantes, tiendas y varias villas que servían de segundas residencias para los aristócratas belgas. Estas villas de estilo belle époque todavía se conservan y se encuentran en un lugar privilegiado frente al mar.
Knokke
Después de todo el día de visitar sitios, no viene mal un descanso. Para llegar al último destino de esta ruta por la costa flamenca, cogí el Kusttram hasta Knokke. El trayecto dura aproximadamente una hora, ya que hay que pasar por 22 paradas, pero este tiempo viene bien para descasar un poco las piernas.
Este municipio está muy cerca de la frontera con los Países Bajos, a apenas 10 km. Originalmente, los ingresos principales de esta población provenían de la pesca. No obstante, a finales del siglo XIX comenzó a ser un destino turístico. Desde entonces, es considerado un lugar en el que se respira mucha elegancia y exclusividad y donde suele veranear la clase alta. A lo largo de su costa, se ubican bonitas villas y urbanizaciones que recobran vida en la época de verano.
La ciudad de Knokke cuenta con una oferta de actividades variada. Puedes visitar su gran Casino de los años 20, disfrutar de la Reserva Natural de Zwin, adentrarte en las muchas galerías de arte de la ciudad o comer en alguno de sus exquisitos restaurantes.
Aquí finaliza esta ruta por la costa flamenca. Para volver a Bruselas solo tuve que coger un tren desde Knokke, que me llevó directa sin hacer transbordos. Espero que hayáis disfrutado descubriendo lugares menos conocidos de Flandes y que algún día visitéis alguno. A mí desde luego que me ha encantado pasear por las playas del Mar del Norte.
Me despido hasta el próximo post,
Un saludo,
Elena Pascual
Soy corresponsal de Patrimonio durante el primer cuatrimestre del curso 2023-2024. Vengo de Alicante y actualmente estoy haciendo durante todo el curso mi erasmus, estudiando Arquitectura en la KULeuven en Bruselas.
Entre mis aficiones está sobre todo cocinar y cualquier cosa relacionada con la gastronomía o visitar nuevos lugares.