El otro día, caminando por Brujas, tope con la “Brugse Zot”, una antigua cervecería ubicada en medio del casco antiguo de Brujas, exactamente en la plaza Walplein. Justo delante de la cervecería se puede ver una tubería iluminada en el suelo. La verdad es que cuando vi por primera vez la tubería me quedé un poco desconcertada. “¿Qué se supone que están iluminando?”, pensé.
Afortunadamente, un simpático vecino que estaba por allí observó mi cara de interrogante, se me acercó y me dijo en tono amable que eran las cañerías de cerveza de la ciudad, y que se utilizaban para que la gente pudiera beber cerveza del grifo. Cuando el buen hombre se marchó aún me quedé más desconcertada.
Cuando llegué a casa después de aquel extraño paseo, lo primero que hice fue googlear “cerveza del grifo Brujas”. Estaba convencida de que aquel señor me había tomado el pelo, así que fue una sorpresa encontrar tantos resultados para mi búsqueda.
Resulta que la legendaria fábrica de cerveza Brugse Zot, tenía un problema logístico grave, y es que, su fábrica de cerveza se encuentra en pleno centro de la ciudad y a 3 kilómetros, a las afueras de Brujas, su planta embotelladora. Para transportar su deliciosa cerveza del centro de la ciudad a la embotelladora, se veían obligados a cargar camiones cisterna y a llevarlos hasta las afueras cruzando todo el casco antiguo de Brujas. Esto, evidentemente, era peligroso y poco sostenible, ya que los camiones cruzaban constantemente las calles históricas de la ciudad repletas de gente.
Para solucionar esto, Brugse Zot (lo que en español viene a ser “Loco de Brujas”), hizo honor a su buen nombre e ideó un sistema de transporte alternativo para acabar con el peligro y la contaminación: construir una tubería subterránea que cruzara la ciudad, para así transportar la cerveza de la fábrica de cerveza a la planta embotelladora.
En este punto, me puedo imaginar lo que estáis pensando… Muy bonito, pero suena muy caro. Y efectivamente lo fue. La tubería costó nada más y nada menos que 4 millones de euros, aunque no todos los costes corrieron a cargo de la cervecera. Muchos vecinos, emocionados con el proyecto, aceptaron que la tubería pasara por su casa a cambio de tener un grifo para acceder a esa cerveza de manera ilimitada. Así que de aquí viene la broma (que ahora sabemos que no es tan broma).
¿Y vosotros qué? ¿Aceptaríais que una tubería de cerveza pasara por vuestra casa? ¡Yo desde luego ni me lo pensaría!
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.