Hola lectores! Hoy quiero hablaros sobre el jardín del Beaterio de Amberes. El jardín del Beaterio de Amberes es un espacio recogido. Rodeado por las casas de las antiguas beguinas y protegido por muros bajos, este pequeño parque parece haber sido diseñado para el silencio.
Historia del Beaterio
Las beguinas fueron mujeres laicas que, desde la Edad Media (siglo XIII), decidieron vivir en comunidades religiosas sin tomar los votos monásticos tradicionales. Es decir, no eran monjas, pero sí vivían en un entorno cristiano, dedicadas a la oración, la caridad y el trabajo, especialmente el cuidado de enfermos y pobres.
Estas mujeres se organizaban en comunidades llamadas beaterios o begijnhoven (en neerlandés), donde cada una tenía su propia casa y podía gestionar sus bienes. Vivían de manera modesta, con independencia económica y una fuerte dimensión espiritual. A diferencia de las monjas, podían salir del beaterio, recibir visitas, e incluso abandonar la comunidad si así lo deseaban.
Después de la destrucción del Jardín de Sión, las beguinas de Amberes adquirieron una parcela dentro de la ciudad, en la que reconstituyeron su beaterio en 1545 y continuaron viviendo aquí hasta bien entrado el siglo XX.
Muchos beaterios flamencos han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su valor histórico y arquitectónico. Hoy en día, el Beaterio de las Beguinas desempeña la función de vivienda.
Ubicación
En pleno centro histórico, a pocos pasos del bullicio de la Grote Markt y las calles comerciales.
Os dejo aquí la dirección.
El Jardín del Beaterio
Aunque el Beaterio de Amberes es uno de los lugares más conocidos y fotografiados de la ciudad, pocos se detienen a explorar con calma el parquecillo que se esconde en su interior. Y, sin embargo, es uno de esos rincones que parecen sacados de otro mundo.
Este pequeño jardín ofrece un respiro inesperado. Al cruzar el umbral del beaterio, se siente como si el tiempo se detuviera. De pronto, el ruido desaparece, las prisas se disuelven y solo queda el murmullo del viento entre los árboles y el canto ocasional de algún pájaro.
El jardín no es especialmente extenso, pero en él podemos observar árboles de copa amplia y con la llegada de la primavera, las esquinas del parque se llenan de flores típicas de los paisajes flamencos en esta estación. Las plantas y hierbas atraen a pequeños insectos, por lo que es fácil ver abejas y mariposas si te detienes un momento a observar. Este tipo de jardines, pensados originalmente para la meditación y la calma, también son un refugio urbano para la biodiversidad, aunque sea en pequeña escala. Proveen microhábitats para aves urbanas.
La disposición cerrada del Beaterio protege el jardín del viento y del ruido. Es un lugar perfecto para tomarse un respiro. Hay bancos donde sentarse a leer o comer, zonas de césped ideales para tumbarse al sol y pequeños senderos que invitan a pasear sin prisa. Todo está rodeado por las casitas del beaterio, lo que le da un aire de recogimiento y armonía difícil de encontrar en medio de una ciudad.
Sobre todo, es un lugar para estar. Para desconectar. Para sentir.
Mis Consejos
- Ve entre semana o a primera hora: Aunque el beaterio nunca está abarrotado, es más fácil disfrutar del silencio y la atmósfera tranquila si evitas las horas punta del turismo, especialmente los fines de semana.
- No está indicado como parque público: Puede parecer que solo es un conjunto de casas antiguas, así que no dudes en entrar por la puerta del beaterio —está abierta al público y se permite el acceso.
- Sé discreto y respetuoso: Aunque es visitable, sigue siendo un lugar residencial y muy tranquilo. Evita hacer ruido o molestar.

Hola! Soy Sofía Acuña Rodríguez. Tengo 21 años y estudio Biología en Santiago de Compostela. Estoy este curso de erasmus en Bruselas y durante el segundo cuatrimestre del curso 2024-2025 seré la nueva corresponsal de Naturaleza y Ciclismo. Espero poder transmitiros las cosas tan bonitas que Flandes tiene por enseñar. Nos vemos!