¡Buenos días, brujos! Hoy no vamos a ningún lugar en concreto porque hoy quiero hablaros de un famoso matemático brujense al que muchos no conoceréis (yo de hecho no lo conocía hasta que vine a Brujas) pero que tuvo y tiene gran importancia.
Sí, ya sé que no es el tipo de contenido al que os tengo acostumbrados en mi blog, pero, al fin y al cabo, estudio ingeniería… ¡Dejadme que me emocione con cosas como la historia de las matemáticas!
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A todos nos suenan los nombres de grandes matemáticos como Pitágoras, Gauss, la familia Bernouilli… Pero algunos de ellos, los más posteriores, no podrían haber desarrollado su vida sin la principal contribución de este gran matemático.
Simón Stevin nació en Brujas en 1548. Llegó a ser “waterstaet” de los Países Bajos, es decir, el ingeniero mayor encargado de, entre otras cosas, la construcción de diques (ya podéis imaginaros la importancia…).
En cuanto a su obra es fascinante ya que fue el primer matemático en aceptar números negativos como la solución de los problemas que resolvía, introdujo el sistema decimal en el día a día postulando su conveniencia en sistemas de monedas y pesos, resolvió el problema de como hallar el máximo común divisor de dos polinomios… Y todo esto solo en matemáticas.
Digo que solo en matemáticas porque también tuvo aportaciones a la ingeniería ya que creó un sistema que era capaz de transportar por tierra a más de 25 personas a unos 80 km/h y fue pionero en la distinción entre equilibrio estable e inestable en problemas de flotación.
También contribuyó a la física ya que fue el primero en describir la paradoja hidrostática (dos recipientes con la misma agua hacen la misma presión si la altura del agua es la misma y la base que está apoyada tiene la misma superficie). Pero no acaban aquí sus contribuciones a distintos campos…
Contribuyó al mundo de la música y al mundo de la contabilidad… Pero como todo el mundo, también tenía fallos. En sus estudios filosóficos sobre el lenguaje (en serio, ¿cómo puede una persona llegar a saber tanto de tantos temas?) dijo que el holandés se impondría como lengua universal y por ello casi toda su obra está en holandés.
Y esto, aparte de un fallo porque visto lo visto es falso, hizo que su obra no fuese tan difundida ya que en aquel momento la lengua científica era el latín. Y de aquellos barros estos lodos, por eso, al no ser su obra tan difundida, aunque sí utilizada, conocemos y usamos las cosas que hizo, pero no sabemos quién las creó.
Hoy en día su memoria es honrada en Brujas con una estatua en el centro de la ciudad con una plaza (Simon Stevinplein) que es visitada a diario por cientos de turistas, que verán la estatua y se preguntarán quién es. También uno de los campus de Howest lleva el nombre de este ilustre personaje.
Eso es todo por hoy, espero que no se os haya hecho muy pesado este post y que os haya gustado tanto como a mí descubrir la figura de un brujense ilustre como pocos.