En esta entrada al blog me toca ser un poco sentimental. Hoy digo adiós a la correspondencia en este blog. Hace ya 5 meses que llegue a Lovaina para pasar mi estancia como estudiante Erasmus. Y es que se dice pronto, pero con todo la seguridad del mundo puedo afirmar que es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Por mucho que en varias ocasiones me haya invadido el miedo y la tristeza.
Las despedidas, dichosas despedidas, tan eternas en el momento de decir adiós y tan efímeras en el momento que suceden. Las despedidas te llenan el alma y duelen aunque sepas que son para mejor. Y decir adiós hoy, aunque será un hasta luego; es saber que cuando vuelvas, ya no serás tú y serás uno nuevo. Vive y dime adiós, porque este adiós será un hola a todo lo bueno. Vive, vuela y échame de menos a veces, porque en todas las veces que decidas volver, ahí estaré yo.
Esto me lo escribió mi hermana Eva el día en que nos despedimos, y leerlo hoy me hace querer volver a ese 17 de septiembre viéndola en el tren marchar. Volver a poder vivir con la misma inocencia todos estos momentos, aventuras, personas, risas, gritos y besos. Y es que no eres consciente de todo lo que vives hasta que te volteas a mirar atrás.
Subir las infinitas escaleras y cruzar otra vez la puerta de mi apartamento, donde han pasado tantas primeras, segundas e infinitas veces. Mirar por mi ventana y ver el sol entrar, la lluvia caer o los aviones pasar. Las nubes desdibujando mis pensamientos y la luna iluminando toda mi habitación. Todo plasmado en mil imágenes, sin querer que se me olviden o borren, porque lo feliz que he sido aquí con pocas palabras lo puedo interpretar.
Escuchar las campanas sonar, sin saber el por qué. Correr para coger el tren, recorriendo toda Bélgica y lo que no es Bélgica. Llegar tarde a clase porque se me han quedado las sábanas pegadas. No parar. Tener el calendario lleno de colores y entregas al día siguiente, de eso se trata. El tiempo no espera a nadie. Solo estás tú.
A Paula, Lourdes y Sònia, no sé qué hubiese pasado si no hubiésemos coincidido ese día en Oude Markt, no sé cómo me encontraría sin los atardeceres en la 305, no sé qué sería de mi sin todas nuestras charlas y risas… no sé que quedaría de estos meses sin vosotras. Juntos aprendimos a decir sí y otras mil chorradas más. Porque de eso va el Erasmus, de atreverse a vivir y no cerrarte a nada. Y con vosotras aprendí que era capaz de mucho más de lo que me pensaba.
Pero no solo me las llevo a ellas. Venir a Lovaina, implica tener que dejar mil pedazos de tu corazón. Gente a la que quizá no vuelvas a ver y otra con la que ya no puedes no vivir, gente con la que habrás hablado solo unos instantes y otra con la que no hace falta que abras la boca para saber que pensáis. A todas esas personas os llevo conmigo en la mochila de vuelta, y no hay maleta facturada en la que quepáis.
Mucha gente te dirá que no intensifiques tu vida en la estancia, que seas más realista y pongas pies en la tierra… Yo te digo: ¡romantízala! Todo lo que puedas, y más. Haz de tus vivencias una película, porque solo viviendo el hoy, te acordarás mañana. Enamórate, llora, ríe y respira profundamente, porque el aire que cojas en Flandes, quizá se irá de tus pulmones, pero no de tu memoria.
Para todos aquellos que un día os dije adiós, ya pronto vuelvo. Sé que estaréis igual, mismas rutinas, mismas vidas, nada ha cambiado; el que ha cambiado soy yo. Y hoy este país me dice adiós y me ve marchar, sabiendo que he crecido; el que no dirá nunca adiós a Flandes soy yo, pues siempre estará en mí. Será mi hogar.
Muchas gracias por haberme acompañado todo este tiempo, dejo aquí mi pequeño grano de arena, que espero sirva para empujar a mucha gente a salir de su zona de comfort. Porque no hay más placer, que el de verte mejorar. Del mismo modo, la fiesta y música sigue. Os dejo con mi compañera Luz que seguro os trae los mejores eventos que podáis encontrar.
Cierro hoy una puerta sabiendo que he abierto mil ventanas. ¡Adiós!
Albert Ruiz
Me llamo Albert Ruiz Viñas y soy de un pueblo a las afueras de Barcelona, Sant Esteve Sesrovires, quizá a algunos os sonará por ser el sitio donde creció y vivió Rosalía, una de las cantantes españolas con más proyección internacional actualmente.
Tengo 22 años y estoy en el cuarto año de carrera, estudio Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona, de ahí mi afán por el tema sobre el que os hablaré. Si bien mi carrera es muy abierta y polivalente, uno de los pilares que la sustenta es la radio y, por ende: la música.
En mi caso os escribo desde Leuven, que por quien no lo sepa, es una pequeña ciudad estudiantil al lado de Bruselas. Estos primeros días han sido bastante frenéticos, no nos vamos a mentir, pero tengo que decir que la sensación de poder vivir esta experiencia Erasmus te llena de energía para afrontar cualquier reto. Durante el curso estaré estudiando comunicación en la KU Leuven, aunque seguramente acabe haciendo asignaturas un poco más alejadas de mi área de estudio, creo me ayudarán a crecer en el ámbito educativo.