Una de las historias más populares de Gante y a la que le dedican un desfile durante las fiestas grandes de mediados de Julio, en recuerdo a los terribles momentos que sufrió la ciudad, es la de la Soga al cuello.
Durante el reinado de Carlos V se desataron batallas contra los franceses y Carlos V buscó ayuda financiera entre sus territorios. Gante, su ciudad natal, se negó a ayudarle económicamente. Carlos V tremendamente enfadado con el comportamiento de sus conciudadanos envió al ejercito imperial, quienes derribaron las puertas de la ciudad y descolgaron la campana Realdan, símbolo de la independencia de la ciudad. Además los habitantes de Gante sufrieron una tremenda humillación durante estos días.
No contento con esto, Carlos V mando ahorcar a muchos ganteses y el 3 de mayo de 1540 un cortejo de habitantes de Gante, descalzos, con una camisa y una soga al cuello salió desde el ayuntamiento hasta la corte de los príncipes donde fueron obligados a pedir clemencia delante del emperador.
Hoy en día a los habitantes de Gante se les conoce como los stroppendragers, que significa los que cargan con la soga. En las tiendas de souvenirs de gante se venden trozos de cuerda blanca y negra en recuerdo a los habitantes humillados. También junto a un canal en la calle Bachtenwalle se encuentra una estatua de uno de los stroppendragers mirando hacia una puerta del palacio que aun se conserva.
Ahora ya podemos decir que conocemos la historia de donde proviene la frase “andar con la soga al cuello”
Mi nombre es Francisco Gómez y a partir de ahora voy a ser yo el que se encargue de plasmar nuestra vida en Gante. En mi primer post me gustaría darle las gracias a Cristina López por el trabajo que ha realizado en estos últimos cinco meses y decirte que me has dejado el listón muy alto. 😉
Soy de Zamora y este año me encuentro aquí estudiando mi tercer curso de Arquitectura de Interiores en la universidad de Sint Lucas Architectuur, por lo que no os resulte extraño si pongo demasiado énfasis sobre esto en algunas de mis entradas.
La verdad que el participar en este proyecto de la oficina de turismo de Flandes me ha hecho tener los ojos mucho más abiertos a cada paso que doy por esta mágica ciudad buscando todo aquello peculiar y sorprendente que guarda en sus calles.