Lovaina es de sobra conocida por su preciosa y peatonal plaza mayor. Muchos son los edificios de gran singularidad que nos encontramos en este lugar emblemático. Su suelo empedrado ha vivido muchos hechos históricos importantes, y miles de visitantes recorren cientos de kilómetros para admirar su belleza. Con amplia seguridad podemos enunciar que el ayuntamiento es la joya de la corona. Su gótico brabanzón, tan cargado y exuberante como siempre, enamora a cualquier turista que se acerca hasta nuestra querida ciudad. Sin embargo, no es el único edificio que merece ser visitado en dicha plaza. Estamos hablando del Tafelrond.
Dicho edificio ha sufrido muchos altos y bajos durante toda su existencia. Fue erigido a finales del siglo XV en el estilo gótico predominante en aquella época. Tafelrond servia mayormente como una especia de Aula Magna o salón de plenos donde varias asociaciones y gremios podían celebrar sus reuniones. El ayuntamiento alquilaba algunas de sus habitaciones también a la aristocracia para celebrar alguna que otra fiesta. Sin embargo, su utilidad no fue tan necesaria a lo largo de los años y el edificio fue cayendo en el olvido. Tafelrond fue por primera vez demolido en 1817, y durante los siguientes quince años un nuevo edificio de estilo neoclásico sirvió como remplazo. En este caso, Tafelrond hizo las veces de teatro y de centro musical para conciertos, con gran éxito.
Sin embargo, la Gran Guerra llegó truncando la vida de miles de ciudadanos de la ciudad y dejando el edificio en ruinas. Se intentó reconstruir una vez más en el periodo de entreguerras con relativo éxito, pero su nuevo futuro se volvió a ver truncado debido a la Segunda Guerra Mundial. En su pasado reciente, fue sede el Banco Nacional, hasta que a principios de siglo el edificio fue vendido, sin tener un futuro concreto. En los últimos años, el edificio ha sido minuciosamente restaurado para volver a su gótico original. La inauguración del nuevo Tafelrond se llevó a cabo hace unas semanas, convirtiéndose en un hotel y restaurante de lujo. Es posible que ver el interior sea un poco prohibitivo, pero su fachada exterior vuelve a formar parte de la historia de Lovaina.
Soy un madrileño, bastante castizo, nacido hace casi 24 años. Llegué a la ciudad de Lovaina hace dos años para estudiar un Master en Ingeniería biomédica. Soy un gran amante de la literatura y de la historia (sobre todo de las Guerras de Flandes, así que estáis de suerte).
Estos años me he dedicado, además de a beber cerveza, a recorrer los paisajes flamencos en bicicleta. Por tanto, mi idea es enseñaros algunos trucos y rutas interesantes aptas para todos los gustos y condiciones físicas.
Soy un enamorado de la arquitectura flamenca y brabanzona, y me gustan mucho los pueblecitos pequeños, así que intentaré enseñaros lugares menos conocidos o frecuentados. Como ya habréis podido imaginar, soy un gran amante de la cerveza belga ( siempre con responsabilidad) y tanto tiempo aquí me ha dado la oportunidad de probar muchas, así que haré alguna que otra sugerencia para aquel que se deje aconsejar.
Tampoco faltará información sobre festivales de música de todo tipo y forma, uno de los mayores atractivos veraniegos, y de vez en cuando algunos consejos sobre donde comer platos típicos, restaurantes con encanto, alguna fiesta que otra… todo lo necesario para disfrutar de un verano inolvidable.