¡¡Hey!! Estamos a finales de septiembre e inicios de octubre y eso significa que empieza la cosecha de uva de Limburgo. El paisaje ondulado y la tierra fértil hacen posible la viticultura en Limburgo. Sus vinos locales son de primera calidad, por lo que en esta publicación nos adentraremos en las bodegas y viñedos de la provincia más oriental de Flandes. ¿A quién le apetece una copa de vino blanco?
Limburgo es la provincia de Flandes que hace frontera con Holanda y está dividida en 5 regiones: Kempen, Maasland, Hasselt, Haspengouw y Voeren. En esta región la viticultura tiene una gran importancia económica. Durante la Edad Media, los vinos de Flandes eran tan apreciados que esta región se convirtió en el centro del comercio vinícola del norte de Europa. En la década de 1970 se volvieron a plantar viñedos por primera vez, siguiendo como modelo la legislación vitivinícola de Francia.
Las variedades de vino típicas de Limburgo son principalmente vinos blancos y espumosos, en menor medida tintos y rosados. Alrededor del 90 por ciento de la producción son vinos blancos y los producidos con uva Chardonnay son los que más atención reciben. Hay una variedad de uva única, la «Vroege Loonse», que es un cruce entre Pinot Noir y Müllerthurgau y se cultiva en Limburgo desde 1964. Como hemos dicho anteriormente, el paisaje ondulado y el buen subsuelo garantizan que la viticultura pueda practicarse en diversos lugares de Limburgo.
¿Y qué hace que estos vinos sean de una calidad superior? La respuesta se encuentra en el tipo de suelo. La diferenciación en el terruño, de la arena a la marga, y de la grava a la marga, hacen que esta región sea excelente para el cultivo de uva. Por ello, los vinos de Limburgo son de una absoluta calidad superior en Bélgica.
Cabe destacar que Bélgica tiene cinco Appellations d’origine contrôlées (AOC) oficialmente demarcadas, cuatro en Flandes y una en Valonia. Hageland, cerca de Lovaina, fue el primer AOC creado en 1997. Le siguen AOC Haspengouw (Hesbaye) en 2000, ubicado en Limburgo y hogar del famoso «castillo» de Bélgica y el mayor productor de vino, Wijnkasteel Genoels-Elderen. Más tarde, en 2005, se unieron AOC Heuvelland y el AOC para el vino espumoso de calidad de Flandes, Vlaamse mousserende kwaliteitswijn.
Asimismo, os preguntaréis si los viñedos belgas tienen alguna diferencia con los de España o Italia, países con fama por sus vinos. Los viñedos belgas son similares a los de Italia y España en cuanto a técnicas de plantación y poda. La mayor diferencia está en el paisaje y el suelo. Aquí el paisaje es principalmente llano y ligeramente ondulado, sin montañas ni colinas como en el sur de Europa. En cuanto al suelo, su capa superior es ligeramente más rica.
En esta provincia muchos viticultores organizan visitas a sus viñedos. De esta forma, los turistas pueden hacer una cata de vinos belgas. Podéis visitar la página de Visit Limburg para ver qué bodegas ofrecen un tour y elegir la que más os guste. En nuestro caso, la primera bodega que visitamos es Montepertini Wijndomein, cerca de la ciudad de Bilzen y el castillo Alden Biesen.
Montepertini: raíces italianas que cuidan una gama superior de vinos belgas
Montepertini tiene una historia curiosa y única. Es una finca vinícola trabajada y cuidada por una familia de raíces italianas, la de Fabio y Laura Celli-Vanbael. “Nuestro amor por el vino nació de una pasión desenfrenada. Por la naturaleza, las estaciones, el sur y las personas que hay detrás del proceso. La puesta en marcha en 2018 fue el final de una larga búsqueda”, explica emocionado el viticultor italiano. La familia Montepertini comenta que se lanzaron con el proyecto de producir su propia gama superior de vinos belgas porque les daba la oportunidad de simpatizar con la naturaleza. “¿Y dónde hacerlo mejor que con el impresionante telón de fondo de Alden Biesen?”, añade Laura Celli.
En esta bodega se plantan variedades Chardonnay, Pinot Gris, Blanc y Noir y Acolon. Éstas son también las variedades que suelen encontrarse en Limburgo, porque encajan perfectamente con el tipo de suelo y el clima belga. Además, también se pueden incluir las variedades Auxerrois, Gewürztraminer, Müller-Thurgau y Pinot Meunier. En total, producen 15.000 barricas y más de 20.000 botellas de vino Montepertini. “Todos estos vinos juntos forman una «famiglia» muy unida, pero cada uno con su propio carácter llamativo. Exactamente como nosotros”, ríen Laura y Fabio y sus hijos Matteo y Elena.
La producción de vinos belgas aumenta con el cambio climático
Es la “famiglia” Celli-Vanbael la que nos comenta cómo el cambio climático está beneficiando a los viñedos de Limburgo. Es un fenómeno curioso porque el cambio climático está aumentando la producción de vino en Bélgica. Mientras que la subida de las temperaturas perjudica a los viticultores de España, en Bélgica se ven beneficiados porque un mejor clima conduce a una mejor uva. “Por el momento, el cambio climático influye positivamente en nosotros. Esto nos ha permitido elaborar no sólo vinos espumosos, sino también vinos tranquilos de un nivel cada vez más alto”, revelan desde Montepertini. Por ejemplo, explican que una tendencia cada vez más extendida entre los viticultores belgas es optar por las variedades de uva con un ciclo más largo, como la Merlot y la Sauvignon.
Y Montepertini nos regala otro titular: en los supermercados belgas no es usual ver vinos de producción nacional, sino de importación. Como Bélgica es un país pequeño, muchos consumidores finales buscan sus vinos directamente de los mismos viticultores, lo que significa que el viticultor obtiene el precio más alto por su vino. “Trabajamos mucho menos con intermediarios y por lo tanto los supermercados no ofertan vinos belgas”, aclara Fabio Celli.
El auge del enoturismo beneficia a las bodegas de Limburgo
Así que hoy por hoy los vinos belgas están en auge. Además, el enoturismo está de moda. Se ofrecen diversas experiencias en combinación con catas de vino, como visitas a productos regionales, paseos enoturísticos,… En Montepertini, durante el verano, también organizan cenas en el viñedo que siempre tienen mucho éxito.
“La gente busca cada vez más una experiencia y ya no tiene que ir al extranjero para ello, sino que puede vivirla en su propio país. Si a ello se le suma que los vinos belgas también son cada vez más apreciados y ofrecidos en la restauración, ello hace que los turistas busquen bodegas cerca de donde se alojan”, subraya Laura Celli. Pasear por un viñedo en un hermoso día de verano y terminar en una terraza con una deliciosa copa de vino se ha convertido en una experiencia de ocio. No solo se quiere saber más sobre este cultivo, sino también poder descansar y disfrutar de la naturaleza con calma, huyendo de la ciudad. Los romanos tenían razón: Locus amoenus. Al fin y al cabo, ¿no es el enoturismo una oda a este tópico literario romano?
Por último, me gustaría destacar que durante la temporada de cosecha se puede disfrutar de un paisaje otoñal. Por lo tanto, tanto para los amantes del vino como para los que buscan pasear por paisajes de tonos rojizos, anaranjados y dorados, es recomendable visitar los viñedos de Limburgo. Baco, el dios romano, ya está en camino para celebrar la buena cosecha.
Como conclusión: Bélgica no es solo un país de cerveza, sino también de vino.
Hasta pronto,
Mar.
Erasmus en Hasselt.
Tengo 20 años y actualmente estoy estudiando el Grado de Periodismo en la Universitat de València. Realizo mi Erasmus en Hasselt, en la Hogeschool PXL University of Applied Sciences and Arts, únicamente durante el 1r cuatrimestre. En el blog escribo sobre la temática de Productos Belgas, especialmente sobre su gastronomía.
En cuanto a mi perfil, disfruto al hablar con las personas, especialmente el escuchar con interés y poder conocer sus historias. También me gusta la música rock.