Por todos es sabido que aunque no nació aquí, el famoso pintor Pedro Pablo Rubens es una figura de extraordinaria importancia para la ciudad de Amberes. Se podría decir que junto a los diamantes, el chocolate, la cerveza y la moda, Rubens es el orgullo de los amberinos.
En la actualidad, un total de 52 obras pictóricas del célebre artista se encuentran expuestas permanentemente en Amberes. No sólo en la Rubenshuis, sino repartidas por otros museos e iglesias del casco histórico. Lo que os propongo a continuación es un paseo recorriendo todos los lugares en los que siguen presentes las huellas que delatan el paso de Rubens por la ciudad, desde su Casa-Museo junto a Meir hasta la estatua en su honor en Groenplaats. ¿Me acompañáis a descubrirlos?
Empezamos el recorrido en la plaza Wapper donde se encuentra la Rubenshuis, la casa de estilo palaciego del siglo XVI que fue residencia de la familia de Rubens durante su etapa más brillante en Amberes, y donde tuvo lugar la creación de gran parte de su obra. Con un imponente jardín y un exquisito patio interior repleto de arcos, vidrieras y esculturas, la arquitectura de este lugar nos hace creer que estamos en una villa italiana en plena Bélgica. Y es que el artista, que previamente había vivido ocho años en Italia, la reformó tomando como modelo las villas de Génova, añadiendo toques flamencos.
Visitar el interior nos hace comprender quién era Rubens en realidad: pintor, escultor, dibujante, arquitecto, diseñador, coleccionista, escritor, diplomático… un humanista culto, refinado, religioso y rico.
Entre las obras que podemos admirar se encuentra su primera pintura, “Adán y Eva en el paraíso”, llena de luz y detalles, o uno de los cuatro autorretratos del pintor que hay en el mundo, donde se retrata como distinguido caballero y no como pintor.
A la salida cogemos un gofre para el camino en el puesto de la esquina, y nos ponemos en marcha. ¿Sabíais que hay un centro de investigación dedicado en exclusiva a estudiar la vida y obra del maestro flamenco? Es el Rubenianum y se encuentra solo una calle más allá, en Kolvernierstraat 20, pero nosotros seguimos en la otra dirección hacia nuestra siguiente parada: la Iglesia de Santiago.
Girando a la derecha en la primera calle desde Meir llegamos a Lange Niewstraat 73-75, donde el templo de estilo gótico brabantino nos espera. En su origen fue una posada para los peregrinos de Europa del Norte que iban camino a Santiago de Compostela, y hoy en día la concha del Camino sigue allí. Rubens asistía diariamente a misa a esta iglesia con su familia, a menos de 5 minutos de su casa, y fue enterrado en una de sus capillas, coronada con un altar realizado por él mismo. Sobre la lápida se encuentra una pintura suya, “La Virgen rodeada de santos”, que mandó colocar su mujer tras la muerte del artista. Allí, en la cripta familiar, descansan sus restos y los de 42 de sus descendientes.
Dejando atrás la calle de la iglesia de Santiago y girando a la izquierda hasta llegar a Keizerstraat, nos encontramos frente a la Casa Rockox, una residencia señorial del siglo XVII propiedad de Nicolaas Rockox, coleccionista, mecenas y amigo de Rubens, que fue alcalde de Amberes en esa época. En ella se exponen obras de Rubens tales como la de “Sansón y Dalila”, así como otras de las más sobresalientes de la pintura flamenca de los siglos XVI y XVII.
La siguiente parada es la Iglesia de San Carlos Borromeo, en la tranquila plaza de Hendrik Conscience. El diseño de su hermosa fachada y la torre del reloj es obra de Rubens, quien además diseñó el altar mayor y pintó dos retablos que fueron trasladados a Viena: “Los milagros de San Ignacio de Loyola” y “Los milagros de San Francisco Javier”. También decoró el techo de la capilla de la Virgen Bendita, conocida como Capilla Rubens, así como los techos de las naves; pero esta serie de 39 pinturas se perdió para siempre durante un incendio en 1718. Sólo una de ellas se conserva en la actualidad.
Otra iglesia donde pueden admirarse cuadros de nuestro protagonista es la de San Pablo, bastión de los dominicos en la ciudad, que atesora más de 200 esculturas y 50 pinturas, tres de ellas del genio flamenco.
Si caminamos desde esta iglesia por la calle Hofstraat llegaremos finalmente a la Grote Markt, donde se alza el espectacular edificio del Ayuntamiento. A Rubens le encargaron un lienzo para su interior, “La Adoración de los Magos”, que hoy se encuentra en el Museo del Prado y fue clave en su carrera. En la misma plaza, en el número 7, se encuentra el edificio de la Casa de España, que en época de Rubens fue sede del gremio de San Lucas: la asociación de pintores de la ciudad de la que Rubens fue miembro y maestro desde 1598, cuando tenía 21 años.
Saliendo de la plaza por una de sus calles, nos topamos con la catedral de Nuestra Señora. Para llegar a ella solo hay que buscar su enorme torre sobre los edificios de la plaza, y seguir esa dirección. Dentro de este centro religioso se encuentra una de las escenas bíblicas más interesantes del mundo en general y de la historia del arte en particular. Se trata de cuatro obras de Rubens, que cuelgan del transepto y el coro de la iglesia: “La elevación de la Cruz”, “El descendimiento de Cristo”, “La Resurrección de Cristo” y “La Asunción de la Virgen” sobre el altar mayor.
A sólo unos metros en dirección sur, de camino a Groenplaats, el visitante se encuentra con el edificio en el que antiguamente se ubicaba la Escuela de latín donde el pequeño Rubens inició sus estudios (Papenstraatje 1).
Y continuando por ese camino llegamos a la última parada de nuestro recorrido. En el centro de Groenplaats se alza la imponente estatua en bronce macizo en honor de Pedro Pablo Rubens que ha estado vigilando la plaza desde el año 1843; erigida para conmemorar el bicentenario de su muerte.
Si tras esta inmersión artística todavía os quedáis con ganas de ver más obras de Rubens, hay más rincones que se pueden visitar: la casa de sus padres en Meir 54, el Museo Maagdenhuis… O, volviendo a casa, el Museo del Prado de Madrid, ¡que cuenta con nada menos que 91 obras del pintor!
Además cada 15 de agosto se celebra en Amberes el Mercado de Rubens, y durante esa jornada el pintor está presente en todos los rincones de la ciudad.
¡Que no se diga que en Amberes no tratan bien a sus Maestros!