¿Y quién no ha soñado alguna vez con un castillo rosa? Pues yo sí, amigos. Así que cuando me enteré de que en mi provincia había uno, tarde menos y nada en coger el coche y ponerme en marcha.
El castillo Poeke se encuentra muy cerca de Aalter, un municipio de la provincia de Flandes Oriental. Se desconoce cuando se construyó la primera fortificación, pero se cree que fue a partir del año 1139. El castillo tuvo un papel muy destacado durante el conflicto entre el conde Luis II de Flandes y la ciudad de Gante en el 1389. En ese mismo año, Eulaard II de Poeke murió en la batalla de Beverhoutsveld al intentar detener a la milicia de Gante.
En el año 1977, el castillo pasó a ser propiedad del municipio de Aalter y el parque que lo rodea fue declarado paisaje protegido en 1978.
¿Cómo llegar?
El castillo está rodeado por un foso y se puede llegar cruzando un puente de piedra tanto en la parte delantera como en la trasera.
Si venís desde Gante en coche, se tarda unos 20 minutos en llegar, 30 minutos desde Brujas y una hora desde Bruselas. También hay una alternativa para los que no tienen coche. Cogiendo el tren L 576 desde Gante en menos de una hora te plantas allí. Si salís de Brujas, cogiendo el tren L 555 en una hora y poco estás en Aalter y luego solo tendrás que coger el autobús numero 87 para llegar hasta el castillo. Desde Bruselas, en cambio, es mejor coger un Uber ya que en tren y autobús Aalter queda muy lejos.
Horario de apertura
El castillo solo abre los fines de semana. Se puede visitar los sábados y domingos de 11:30 a 16:00.
¿Cuánto vale visitar el castillo?
El parque que rodea el castillo es siempre gratuito. El castillo en sí solo se puede visitar con un guía con reserva previa. El precio del guía es de 25€.
Así que ya sabéis, si queréis pasar un día de cuento de hadas, no os podéis perder el castillo rosa de Flandes.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.