Ya hemos hablado de Malinas por aquí últimamente, en concreto, de la sorpresa al encontrar sus tiendas de diseño y de algunas aventuras que nos llevaron a descubrir ciertos rincones curiosos. ¡No sé a qué estáis esperando si no lo habéis leído ya!
Tras estos adelantos, hoy os muestro al fin mi día al completo en la ciudad flamenca; mis exploraciones, mis descubrimientos… Como siempre en mis viajes, no vi todo lo que hay que ver en Malinas, pero sí disfruté todo lo que vi y todo lo que hice.
Nada más llegar a la estación me dirigí a la Oficina de Turismo del centro para que me orientaran un poco. Me hablaron por supuesto de la Torre de la Catedral, de los beaterios, los Palacios de Margarita de Austria y Margarita de York… También de una pista de patinaje que habían montado sobre el canal para Navidad y, en definitiva, las cosas interesantes que Malinas ofrece a los visitantes.
Así que con toda esta información -y una nueva postal para mi colección- salí a la plaza principal, la Grote Markt, dispuesta a seguir un recorrido que me había preparado. Debía ir hacia el sur, pero otra calle me llamó más la atención… Y ahí terminó mi determinación. Guardé el mapa en la mochila y ya no lo volví a sacar hasta mucho más tarde, guiándome simplemente por intuición. ¡No me salió mal la cosa!
Os dejo con el vídeo, (aunque en realidad fueron unas 7 horas).
Hay más cosas que me gustaría haber visto, como el Jardín de Invierno, ¡pero lo dejo para mi próxima visita a Malinas! Si os ha gustado esta ciudad, próximamente habrá por aquí una última entrega de fotos con una temática especial. ¡Estad atentos!