Aunque en estas fechas el tiempo no acompaña precisamente a visitar la playa, Ostende es una ciudad preciosa que no podemos perdernos si tenemos la oportunidad de visitarla (los más locos, incluso se atreven a meter los pies en el mar del Norte).
Ostende se encuentra a escasos kilómetros de Brujas, y teniendo en cuenta las buenas conexiones de trenes que hay en Bélgica, podemos llegar desde Gante en poco más de una hora. Esta ciudad es un destino muy popular para turistas en verano, pero también son muchos los belgas que tienen su propio apartamento costero allí.
El nombre:
Ostende obtiene su nombre de la combinación de Oost=este y Ende=final, pero su nombre tal vez nos sea más familiar por el conocido pacto de Ostende. Como todo en Flandes, la ciudad esconde una gran historia tras sus muros. Este acuerdo fue firmado por iniciativa del general progresista Juan Prim, para derribar la monarquía de Isabel II de España, pues la ciudad fue asediada por los españoles durante más de tres años. Este pacto fue el origen de «La Gloriosa», la revolución que en septiembre de 1868 depuso a la reina española.
El centro:
El centro de Ostende es muy, muy animado. Encontramos multitud de tiendas siempre atestadas de gente, pero también muchísimas caferías, bares y restaurantes, y como toda ciudad costera que se precie, destacan platos con pescado y puestos de venta de pescado. Por la noche, la fiesta no para, pues se trata de una ciudad en la que hay mucha gente joven. Los planes no faltan: puedes alquilar incluso una especie de bicicleta-coche hasta de ocho personas para pasar una tarde inolvidable con tus amigos.
Destacamos de su centro histórico la iglesia de San Pedro y San Pablo, de estilo neogótico y con torres de 72 metros de altura. La construcción fue terminada en 1908, y su estilo es uno de los más característicos del norte de Europa, perfecto para sumirse en la magia que emanan estos edificios en un día de frío.
La playa…
Y por supuesto, no puede faltar una visita al mar del Norte. Ostende cuenta con un precioso paseo marítimo, en el que no faltan estatuas, motivos artísticos, e incluso un paseo de la fama del Film Fest de Ostende. Incluso en los días de frío, hay gente paseando por la playa, aunque el baño suele estar prohibido debido al fuerte oleaje.
Así que ya tenemos otro destino más en la inagotable región de Flandes. ¡Os esperamos, viajeros!
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