No parece algo común en Flandes, ¿encontrarse un jardín japonés en medio de Europa?
Pues existen, y en la ciudad de Hasselt hay uno increíble, que tiene también una curiosa historia. En #ErasmusLovaina lo visitamos, ¿por qué no hacerlo tú?
El jardín japonés de Hasselt (Japanse Hasselt Tuin) se encuentra unos cientos de metros al noreste del “anillo” de la ciudad, aquí, y forma parte de Kapermolen Park, un gigantesco complejo natural de parques y zonas de vegetación salvaje de 115 hectáreas, que empieza en el centro de Hasselt y llega hasta la cercana ciudad de Diepenbeek.
Está dividido en 3 partes: La primera es una zona de transición desde el parque de Kapermolen, de estilo occidental, al estilo oriental tradicional japonés. La segunda es el jardín central, y la tercera es una gran extensión de cerezos japoneses, para celebrar eventos o meditar en su santuario Shinto.
Para entrar al jardín hay que pasar a través de un arco tradicional japonés o torii, y a partir de ahí siempre nos va a acompañar el sonido del agua, sumiéndonos en una atmósfera calmada y tranquila. Algo muy curioso es que ha sido diseñado con colinas y valles de tal forma que nunca se puede ver todo el jardín de una vez, ocultando siempre alguna parte.
Siguiendo los senderos nos encontraremos con una cascada, que en Japón simboliza la vida, primero agitada y luego quieta y serena, y un puente en zig-zag (Yatsuhashi) sobre un estanque de iris, peces tradicionales japoneses.
Pasado el puente, encontramos una zona de pinar, siempre verdes, como símbolo de la eternidad, además de los llamados “esqueletos del mundo” (rocas esculpidas), también símbolos de inmortalidad. Al final del camino existe una linterna de piedra, al estilo de la famosa linterna de Kioto, hogar de luciérnagas que simbolizan el amor.
Ya adentrándonos en la tercena parte del jardín vemos los cerezos (lamentablemente no en flor) y el santuario Shinto, casa de meditación con sala para la ceremonia del té, con su tatami y sus puertas correderas.
Una de sus curiosidades es que es fruto de la amistad entre Hasselt y la ciudad japonesa de Itami. Dicha ciudad lo diseñó, y en respuesta, Hasselt les donó un carillón, instrumento virtualmente desconocido en Japón.
No queremos desvelaros más secretos del jardín, con estas breves pinceladas estoy seguro de que deseáis visitarlo! Precio: 5€
¡Todas las fotos en Flickr!
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