Recorrer las calles sobre dos ruedas y respirar la brisa acariciándote las mejillas es una de las sensaciones más liberadoras de Lovaina, créanme. Es por eso que, cuando una levanta la vista y contempla las luces de navidad sobre árboles y fachadas, se transforma en la protagonista de una película de Hollywood. Pero déjenme decirles que la luz de Lovaina, además de transmitir libertad y esplendor, lucha por algo más fuerte, la ESPERANZA.
Porque a pesar de las restricciones, los bares cerrados y los límites de contacto, las calles y sus protagonistas, desde la amabilidad de cajeros de supermercado hasta la paciencia de los repartidores a domicilio, arrojan confianza, ilusión y fe. La ciudad lucha cada día por mantener su esencia, y el hecho de que las luces de navidad permanezcan encendidas es la muestra de generosidad de todos sus protagonistas.
Lovaina siempre será Lovaina, una ciudad llena de posibilidades, y a pesar de sus vulnerables circunstancias actuales, es capaz de iluminar a sus habitantes, de brindar esperanza.