Cogí un tren hacia Bruselas y por un despiste acabé en Gante. Está cerca de Bruselas aunque estoy seguro de que es una ciudad bastante diferente: lo supongo porque nunca he vivido allí. Me gusta que todo el mundo vaya en bicicleta y que la luz rebote en el río para hacerme cosquillas en los ojos.
Por casualidad conocí a otros estudiantes muy simpáticos. Fuimos al río a hacer un picnic. Siempre pienso en las muchísimas personas que conoces o dejas de conocer por cuestiones arbitrarias. Me abruma un poco. Los compañeros de piso. Los amigos de universidad. Los encuentros esporádicos.
Ya echo de menos el frío que tienes que aguantar solo y la bicicleta y las cosquillas en los ojos. Vuelvo a casa y, sobretodo, pienso en lo que me ha quedado por hacer en este inesperado viaje a Gante.