¡Hola Erasmus valientes! ¿Cómo va esta segunda mitad de mes de mayo? Hoy te pido acompañarme en este viaje al pasado… Volvamos a los orígenes de la ciudad. Cruza el túnel del tiempo a través de los museos de la Ville de Bruxelles y el museo de la Port de Hal. Comenzaremos por el primero: el museo de la Ville de Bruxelles se encuentra en la Grand Place, justo frente al edificio del ayuntamiento. El precio de la entrada es de 8 euros para adultos, 4 € para estudiantes y gratuito para menores de 18 años. Aunque recuerda que está en la lista de museos gratuitos del primer domingo de cada mes. Abre de 10 a 17h todos los días a excepción del lunes.
Se trata de un edificio construido por el arquitecto Pierre-Victor Jamaer, bajo el mandato de Carlos V (nuestro emperador) como un edificio administrativo. Por lo que se llamó “maison du Roi”, a pesar que ningún rey haya vivido allí jamás. También es conocido con el nombre de “Broodhuis” que en flamenco significa “casa del pan”.
Para visitar el museo nos ofrecen una audio-guía con tablet por el precio de 2 euros, o gratis utilizando tu móvil y accediendo a la red wifi del museo. Disponible en español entre otros idiomas. El museo tiene 2 plantas y la planta baja. La planta baja se centra en la historia de la “Maison du Roi”: quién la mando construir, sus funciones, la reconstrucción después del bombardeo por las tropas francesas, etc… Exponen los restos que se conservan del edificio original. Esta planta destaca el papel de la Grand Place según su nombre original, “Grote Markt” o plaza del mercado, pues distintos mercaderes venían a exponer sus productos como alimentos, animales, valijas, artículos decorativos, armas etc…
Bélgica, y Bruselas en particular destacaron por su comercio de retablos, tapices y porcelana, y así lo expone el museo poniendo hasta tres salas donde cuentan los detalles y secretos que esconden sus productos. En cada sala de esta planta hay un dispositivo audiovisual que resume y organiza muy bien toda la información que ofrece la sala, que en ocasiones puede ser enorme.
En la siguiente planta, que es mi favorita, hay diversas maquetas que representan como era la ciudad en el siglo XIII y siglos siguientes. Son realmente interesantes pues identifican ciertos puntos interesantes de la ciudad actual. En estas maquetas se destaca la función y evolución de las dos murallas, así como de los ríos que atravesaban la ciudad. Un juego bastante interesante con el que podrás ver físicamente el crecimiento de la ciudad.
También en esta segunda planta se destacan tres eventos muy importantes en el desarrollo de la ciudad y claves para convertir a Bruselas en la gran metrópoli que es hoy día: la construcción de grandes avenidas céntricas que recorriesen la ciudad de norte a sur (lo que hoy en día se conoce como Boulevard Anspach); espacios verdes en el centro de la ciudad (como el Parque Real) y la desecación de algunas de las zonas del río Senne. Esta última acción fue de vital importancia, pues supuso un cambio en los principales puertos de la ciudad, un cambio en el curso de las aguas, así como
una ampliación del terreno urbanizable. Esta planta está decorada con pinturas y documentos de eventos históricos para la ciudad. Uno de los más llamativos, el bombardeo por parte de las tropas napoleónicas.
La última planta está reservada al bruselense más famoso: Manneken Pis. Nada más subir las escaleras hay un dispositivo audiovisual que permite explorar la colección de disfraces de Manneken pis, son más de 1000. En esta planta se encuentra la estatuilla original, por motivos de seguridad y tras sucesivos robos, las autoridades han decidido exponerla aquí. Los documentos y la audio-guía te contarán toda la historia de Manneken Pis y por qué es tan importante para los Bruselenses, así como las leyendas e historias sobre su origen. Si queréis saber más sobre Manneken Pis y sus disfraces, la entrada a este museo incluye gratuitamente la entrada al pequeño museo del guardarropa del Mannken Pis. Se encuentra en la Rue du Chêne 19 y expone algunos de los trajes más famosos. La visita a este museo incluye una audio-guía narrada por el encargado de vestir a la estatuilla.
El otro museo del que os hablaré hoy, es el que se encuentra en la porte de Hal, un museo totalmente complementario. Accesible por las líneas de metro 2 y 6, y por tranvía 3 y 4. Es uno de los museos más antiguos de Bruselas. La porte de Hal era una de las puertas de acceso más importantes de la muralla externa de Bruselas. Su torre era la más alta de toda la muralla, ideal para su anterior función defensiva. Es prácticamente la única conservada y aunque ya no defienda la ciudad como antes solía hacerlo, sigue siendo un punto emblemático.
La entrada para un adulto normal cuesta 5 euros y 4 euros para menores de 25, aunque es gratuito el primer miércoles de cada mes. La última entrada es a las 16:15 y cierra sus puertas puntualmente a las 17:00 y has de tener en cuenta que la visita completa a este museo es de alrededor de 1 hora y media. Para realizar la visita tienes a tu disposición una audio-guía en varios idiomas, incluido el español. Comenzando la visita por la planta baja con el museo de armas y continuando hasta la parte más elevada de la torre, cuenta con tres plantas o exposiciones distintas. En la primera planta se centran en la historia de las murallas, cuando fueron construidas, su importancia a lo largo del tiempo y cómo no pudieron adaptarse al enorme crecimiento de la ciudad a partir del siglo XVIII, por lo que acabaron siendo destruidas.
La segunda planta vuelve a centrarse en las armas, más concretamente en el gremio de tiradores (ballesteros y arcabuceros), así como todas las asociaciones de gremios que se reunían en el Omengang y otras tradiciones como la competición de tiro a la paloma por la que se elegía al mejor tirador de la ciudad.
La tercera planta expone un pequeño video donde se puede ver cómo era la ciudad desde el tranvía en el año 1900. Fascinante ver cómo ha cambiado casi todo y como algunos edificios se han mantenido 100 años idénticos. Exponen también una pequeña maqueta de cómo era una casa típica belga hace 150 años.
En lo más alto, el museo cuenta con un mirador. Se puede ver como toda la ciudad se expande hasta perderse en el horizonte. También son visibles a lo lejos monumentos como el palacio de Justicia o el Atomium. Un buen punto para tomar unas fotos y disfrutar de unas buenas vistas.
¡Hasta pronto!