Soy de las que piensan que el mundo está dividido en dos tipos de personas: las que desayunan y las que no. Como os imaginaréis, yo soy de las del primer grupo. Pero no solo eso, sino que puedo deciros que adoro desayunar, ¡Seguramente sea mi comida favorita del día!
Como soy un poco cabezona y encima tenéis la mala suerte de que estudio Medicina, voy a intentar convenceros escribiendo un poco de la importancia de este hábito. Pero además, si mis palabras no son suficientes, seguro que las fotos de este precioso sitio perfecto para la ocasión, sí que cumplen por si solas su cometido. ¡Vamos a ello!
Partiendo de la base de que nuestro organismo necesita energía de los alimentos que ingerimos para funcionar y que la glucosa es el principal combustible de nuestros fuertes músculos y de nuestro inteligente cerebro, todos podemos entender la necesidad de ingerir alimentos a lo largo del día. Sin embargo, por prisa, por falta de apetito o por simple pereza, muchos se saltan la primera comida del día.
Se suele argumentar, que como durante la noche “no hacemos nada”, nuestro cuerpo no tiene necesidad de energía en la mañana pues durante la noche “no nos movemos”… ¡Esto es totalmente falso! Durante el sueño, nuestro organismo si realiza un gran numero de importantes funciones que consumen calorías: libera hormonas ,regenera tejidos, moviliza nutrientes y cómo no, funciones de órganos como el corazón o el cerebro que aún durante el sueño siguen activos.
Cuando nos saltamos el desayuno, nuestro cuerpo percibe que esta falto de gasolina (los niveles de glucosa en sangre están bajos), y entonces decide ralentizarse y activar el “modo ahorro”, así podemos encontrarnos con entorpecimiento mental, enlentecimiento de movimientos, cansancio, estrés, e incluso posibles dolores de cabeza. Sumado esto, a que el metabolismo que es muy inteligente decide almacenar más grasas “por si acaso” a costa de movilizar glucógeno de nuestros músculos… (Por tanto, absténganse de ayunar todos aquellos tempraneros que estén ya en busca del cuerpo bikini).
¿Lo he conseguido?, ¿algo al menos os ha quedado? Bueno pues para los que siguen escépticos, que me decís de este maravilloso sitio a escasos pasos hacia el norte de la mismísima catedral: “The FoodMaker“. Bueno, bonito, barato y bien-saludable.
De esos establecimientos, que solo la fachada te incita, el ambiente relajado y tranquilo te ensimisma, y el personal es tan amable que solo puedes que sonreír y decidir entrar y ser feliz tu también. Con opciones dulces y saladas para todos gustos (también cafeinadas para los más aletargados). La mejor opción si te espera una mañana dura de trabajo, ayudándote también con su wifi gratis.
Para los que no están tan ajetreados, también un gran ventanal desde el que entretenerse observando el viene y va de los transeúntes. Por último ya, y para poner la guinda al pastel, los envases y servilletas son recicladas, ganándose el sello de ecofriendly.
http://www.thefoodmaker.com/en/shops/21/the-foodmaker-melkmarkt
También con otra localización en la calle De Keyserlei 9, cerquita de la calle comercial Meir.
http://www.thefoodmaker.com/en/shops/2/the-foodmaker-antwerp