Año 1914, tras una intensa carrera armamentística, los países europeos están preparados para una guerra que acabará dejando el mayor rastro de muerte y destrucción jamás visto en un conflicto bélico: más de 10 millones de muertos. Bélgica, un país cuya neutralidad debía ser defendida por los poderes aliados (Inglaterra, Francia y Rusia) es invadida el 5 de Agosto de 1914 por Alemania, con el objetivo de llegar cuanto antes a París y derrotar a Francia.
Sin embargo, lo que parecía ser una guerra relámpago, se acabó convirtiendo en cuatro años de trincheras, muerte y enfermedad a lo largo de todo el “saliente de Ypres”-la única zona belga que resistió la conquista alemana, gracias a la ayuda franco-inglesa- y Francia oriental. Las cicatrices de esta guerra aún son tangibles en la zona sur de Flandes Occidental, y en esta entrada vamos a cubrir algunas de ellas.
A una hora en tren desde Gante (dirección Poperinge) se encuentra la pequeña ciudad de Ypres, declarada “ciudad de paz” tras la Gran Guerra. Aquí se libraron tres batallas entre 1914 y 1918, por lo que fue testigo más que absoluto de la destrucción que supone una guerra mundial. De hecho, totalmente abandonada e incendiada, fue saqueada y posteriormente reconstruida, dejando el aspecto que podemos ver hoy.
La ciudad no solo atrae turismo por sus edificios, como el maravilloso ayuntamiento, sino que es también centro de peregrinaje obligado para aquellas personas interesadas en la historia del siglo XX. Y, como no podía ser de otro modo, la ciudad lo ha aprovechado lo mejor posible. Dentro del propio ayuntamiento encontramos el museo In Flanders Fields, el cual nos va a relatar todo lo acontecido en esta zona entre 1914 y 1918: batallas, restos encontrados, descripciones…
Este museo no es un museo al uso: nada más entrar nos darán una pulsera magnética, de forma que, a lo largo del recorrido, podremos ir desbloqueando información relativa a distintos personajes, asignados a nosotros. Así, al inicio de la visita deberemos introducir nuestros datos, por lo que, dependiendo de nuestra edad y nacionalidad, se nos asignará unos personajes u otros.
Estos personajes están encarnados en actores profesionales, de forma que serán capaces de transmitirnos todo lo que suponía vivir la Gran Guerra: el dolor, la tensión, la ira, e incluso lo que se pudo sentir aquella navidad de 1914, cuando acallaron los tiros y empezaron a resonar los villancicos. Sin palabras.
Además, desde el museo podremos acceder a la torre del ayuntamiento, donde contemplar la ciudad y el paisaje que la rodea, especialmente bonito en los meses de primavera y verano. La visita dura lo que quieras entretenerte en ella. Yo pasé 3 horas y media, y me faltaron cosas por ver, es realmente muy recomendable. Además, el precio -5 euros para estudiantes más 2 euros por subir a la torre- es bastante asequible.
Siguiendo la ruta por los restos de la WWI, tenemos que pasar, sin duda, por la puerta de Menin. Aquí es donde se encuentran los nombres de los caídos en este fatídico saliente de Ypres pertenecientes a la Commonwealth británica. Además, en este monumento es donde, cada día a las 20h se toca el Last Post (o minuto de silencio) en honor a todos los caídos en esta guerra.
A continuación, tenemos varias opciones: todo el campo que rodea a Ypres contiene multitud de monumentos, cementerios y museos. Yo me decanté por el Sanctuary Wood, a 20 minutos en bici del centro, donde se encuentran las famosas trincheras de Hill62. También aquí se encuentra el Sanctuary hill cementery.
Por 8 euros, en este lugar se esconde un pequeño museo, donde lo más destacable son los cientos de imágenes de guerra que podremos observar. También encontraremos armas, trajes, réplicas de tanques y aviones…Sin embargo, lo más impresionante son los restos de las trincheras que se encuentran fuera: zigzagueantes y embarradas, son como un billete a 1914.
También podremos ver los cráteres dejados por el mortero, recorrer 20 metros bajo un túnel subterráneo, y emocionarnos con los homenajes a los soldados canadienses y de todo el mundo que se encuentran repartidos por el recinto. Sentir la energía de este lugar no es difícil.
Otros lugares recomendables para visitar son la Hill60 y el área de Zonnebeke, donde se encuentra el Memorial Museum Passchendaele 1917
En resumen, la visita a Ypres es obligada tanto para los amantes de la historia como para todos aquellos a los que nos gustan los lugares donde poder sentirla. Un viaje muy emotivo, también doloroso, que invita a la reflexión.Como se dijo en aquella Navidad de 1914:
Paz en la tierra, y benevolencia para toda la humanidad.