Cuando me preguntan por mi ideología, siempre respondo lo mismo: la única ideología que sigo es la de “paz y amor”. Por esta razón, las ciudades portadoras de simbología pacifista siempre están en mi Bucket List de destinos. Viviendo en el Flandes Occidental y siendo una fiel amante tanto de la ideología pacifista, como de las ciudades antibelicistas, hubiese sido un pecado no turistear por Ypres, la ciudad de la paz.
Ypres (Ieper en flamenco) es una pequeña ciudad belga de la provincia del Flandes Occidental, conocida internacionalmente por haber sido atacada por los romanos en el siglo I a.C. Durante la Primera Guerra Mundial, Ypres fue un centro de intensas y largas batallas entre las tropas prusianas y los aliados. Esto la hace tristemente famosa por ser asociada con el gas tóxico iperita, que fue utilizado por primera vez durante la Primera Batalla de Ypres, por lo que el nombre del gas se formó a partir del nombre de la ciudad. Durante el primer ataque de iperita lanzado por los alemanes contra las tropas británicas a Nieltje, muy cerca de Ypres el 19 de diciembre de 1915, se liberaron 88 tonas de gas envasados en cilindros, causando 1.069 bajas y 120 muertes.
De las cuatro batallas de Ypres, las más grande, más conocida y la que costó más sufrimiento humano fue la Tercera Batalla de Ypres (también conocida como Batalla de Passchendaele), luchada en el año 1927, en la que los británicos, canadienses, ANZAC y las fuerzas francesas recuperaron Passchendaele Ridge, con un terrible costo de vidas. Después de meses de lucha, la ciudad acabó prácticamente arrasada por el fuego de artillería.
Dato curioso
Adolf Hitler luchó en Ypres durante la Primera Guerra Mundial y luego visitó la ciudad durante la Batalla de Francia.
Después de la guerra, Ypres fue reconstruida con el dinero pagado por Alemania en reparaciones. El Markt, la Lonja de los Paños y el ayuntamiento se reconstruyeron lo más parecidos posible a los diseños originales, mientras que el resto de la ciudad fue restaurada con un toque más moderno.
Con el paso de los años, Ypres se ha convertido en un destino de peregrinaje en el que los británicos imaginan y comparten el sufrimiento de sus hombres con un objetivo meramente espiritual.
Actualmente, Ypres es conocida como la “ciudad de la paz” y, además, mantiene una estrecha amistad con otra ciudad en la que guerra también tuvo un profundo impacto: Hiroshima. Ambas ciudades presenciaron la guerra en su peor momento: Ypres fue uno de los primeros lugares donde se emplearon químicos como armas, y Hiroshima sufrió el debut de la guerra nuclear. Las dos ciudades luchan para que las ciudades nunca vuelvan a ser objetivos y hacen campaña por la abolición de las armas nucleares.
Lugares de interés
- Centro de la ciudad
Allí se encuentra la impresionante Lonja de los Paños, un edificio comercial originario del siglo XIII. El campanario que remata la sala alberga un carillón de 49 campanas . Todo el complejo fue designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999. El centro también alberga la Catedral de San Martín, una imponente construcción gótica construida en el año 1221.
- Puerta de Menin
El Monumento a los Desaparecidos de la Puerta de Menin conmemora a los soldados de la Commonwealth británica que murieron antes del 16 de agosto de 1917. Las tropas del Reino Unido y de Nueva Zelanda que murieron después de esta fecha se nombran en el monumento Tyne Cot, en el cementerio para las fuerzas de la Commonwealth más grande del mundo. La ubicación del monumento es especialmente conmovedora, ya que se encuentra en la ruta que los soldados tomaron hacia los combates, muchos de ellos para nunca regresar. Por eso, todas las noches desde 1929, a las ocho en punto suena el “Último mensaje” en memoria de los soldados del Imperio Británico que lucharon y murieron allí.
- Tumbas de guerra
Las tumbas de guerra se encuentran dispersadas por todo Ypres. El mayor número de muertos se encuentra en el cementerio de guerra alemán Langemark y en el cementerio de guerra Tyne Cot Commonwealth . Por otra parte, la Iglesia Conmemorativa Saint George, rinde homenaje a los soldados británicos y de la Commonwealth que murieron en alguna de las batallas de Ypres durante la Primera Guerra Mundial.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.